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Análisis

Lo que importa tras el delirio

El episodio de los últimos cinco días evidencia no ya el desgaste de la coalición de Gobierno, sino la voluntad de hacerlo visible

La vicepresidenta Mónica Oltra.

Un comunicado de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) decía ayer: «El delirio podría ser un marcador temprano de la covid-19». Los científicos dirán, pero el delirio parece haberse adueñado del Botànic durante cinco días en plena emergencia social por una enfermedad sin tratamiento ni vacuna que en ocho meses se ha cobrado la vida de 1.862 valencianos.

Poco importa quién tenia razón en este entuerto por 21 millones, importantes pero el 0,08% del presupuesto de la Generalitat y el 1,1% del de la Conselleria de Igualdad. Poco importa si gana Mónica Oltra o pierde Vicent Soler o al revés, porque la solución final asegura a Oltra sus 21 millones pero con la fórmula que estaba sobre la mesa desde el viernes por la mañana: una modificación de créditos en 2021. Unos dirán que vencen y los otros, también. Que sean felices todos.

Lo que importa de este episodio que no acepta calificativos es que denota la ausencia de confianza y diálogo entre actores principales del Gobierno valenciano, que no han sabido conducir un desencuentro con el mínimo de comunicación en un gobierno de coalición (la lealtad se da por supuesta entre aliados).

Lo que importa no es quién gana, sino que el Botànic pierde. El coste en imagen y credibilidad es indiscutible. Lo sucedido evidencia no un desgaste, que se puede dar por seguro y lógico después de cinco años de gobierno compartido, sino que no hay voluntad ya de enmascararlo. Más bien, al contrario. La exhibición de la diferencia cotiza al alza.

Poco importa la verdad, porque no hay una grabación ni un documento que certifique lo que sucedió en la comisión delegada de Hacienda. Soler mantiene una versión; Oltra y los portavoces de Compromís y Bloc, otra, y el representante de Unides Podem que estaba allí, el vicepresidente Rubén Martínez Dalmau, se limitó a decir ayer que los presupuestos eran «absolutamente correctos» y que «todo está donde tiene que estar». Que cada cual saque sus conclusiones.

Lo que importa es que hay demasiadas heridas abiertas, más allá de si Oltra ha recuperado un protagonismo a la baja en tiempos de pandemia y de si ha conseguido cohesionar a los distintos factores de Com promís en torno a su liderazgo. O de si el PSPV cree que ha ganado argumentos para empezar a ir más allá de los coqueteos con Ciudadanos.

Lo que importa es que las formas básicas de cortesía democrática han quedado en cuestión estos días, con citas solo para algunos medios de comunicación.

Lo que importa es si alguien ha pensado en el día después del Botànic. La alternancia es el gozo de la democracia, pero si es a través de la ultraderecha da miedo. Trump, al final, no está tan lejos.

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