Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

La verdadera recompensa

El diálogo no solo salió publicado sino que en la visita los grises se hicieron el longuis porque, dentro del régimen, empezaba a hacerse la vista gorda según con qué y con quién, por lo que al que pusieron entre rejas fue al entrevistador

Muestra de fotos antiguas de la calle Poeta Quintana

El periódico que me abrió las puertas para sumergirme en las tareas propias de su sexo, sin barruntar que sería para los restos aún deseándolo con todas las fuerzas, amaneció en más de una ocasión sellado a la entrada por coches de la poli.

En una de ellas se llevó al dire a la trena y, en otra, se presentó con la misión de ver si era verdad el soplo de que Isidoro estaba dando una entrevista tras ser elegido secretario general en Suresnes. El diálogo no solo salió publicado sino que en la visita los grises se hicieron el longuis porque, dentro del régimen, empezaba a hacerse la vista gorda según con qué y con quién, por lo que al que pusieron entre rejas fue al entrevistador. Al otoño siguiente, Franco dejó al fin que cada uno pudiera buscarse la vida sin tener por qué dejar de ser lo que quisiera aunque evidentemente, para eso, hubo de morirse.

A partir de ahí aquello fue un no parar: el concierto de Raimon en Madrid cuyas tres sesiones siguientes fueron suspendidas por unos insultos al rey que no existieron; la actuación de Tierno en Carabanchel camino del 15-J que, más que un mitin, fue una clase magistral; la entrevista a Fraga ante un ventanal en un piso 33 que daba impresión y el viaje en el avión en el que Carrillo se dirigía al cierre de campaña. La efervescencia fue acompañada de momentos para la recreación como los paseos con Alberti por Valencia y Alicante a lomos del arrullo interior del Tíber y el vuelo de la paloma por la geografía recuperada o la sustanciada ensoñación de compartir velada íntima con Saramago y Haro Tecglen para deleite de los sentidos sin olvidar que, entre unos y otros, vino el encuentro con Di Stéfano y Maradona ante los que se dio la oportunidad de sentir que, si se es tan grande, el magnetismo no se compra ni se vende, se comparte.

Y, con todo que no es moco de pavo, el mayor lujo consiste en sortear las miserias del día a día con tal de acercar al lector un ejemplar codiciado porque los bloques ayuden a interpretar el quid de lo que más interese. No es fácil, pero sabe a gloria.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats