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José Vicente Cabezuelo

La universidad, un activo social contra la violencia de género

Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer

La violencia de género representa la máxima manifestación de la desigualdad que sufren las mujeres. En nuestro país, las cifras de prevalencia más recientes muestran la persistente y dimensión del problema; en relación con la pareja actual o con alguna pareja pasada, un 11 % de mujeres mayores de 16 años manifiesta haber sufrido violencia física, un 8,9 % violencia sexual y un 23,2 % violencia psicológica. Esta radiografía de la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del Ministerio de Igualdad evidencia el carácter estructural de la desigualdad de género y debe orientar, como diagnóstico de la situación, la revisión de las estrategias políticas y de las actuaciones dirigidas a erradicar la violencia contra las mujeres en nuestra sociedad, pero también, en los entornos universitarios.

Nuestro país cuenta ya con un amplio recorrido legislativo e institucional orientado a la lucha contra la violencia de género, un marco de actuación que reconoce la naturaleza multicausal del fenómeno y que, por lo tanto, promueve la intervención de forma transversal en las políticas públicas y con un enfoque intersectorial desde todos los ámbitos de acción (desde el jurídico, educativo, sanitario, al comunitario, entre otros). Sin embargo, la propia maquinaria del sistema, los entramados burocráticos y la inercia histórica de las instituciones, constituyen escenarios complejos en los que la eficacia de las respuestas dirigidas a las mujeres afectadas por violencia de género no es suficiente para proteger su integridad y su bienestar.

Un sistema social autocrítico identifica necesidades urgentes de la sociedad y actúa en consecuencia poniendo las estrategias más eficaces y sus mejores activos a disposición de la resolución del problema. Haciéndome eco de la expresión de la activista política y destacada feminista, Angela Davis, "No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo aceptar", y, sin duda, la Universidad, como centro de investigación, transferencia de conocimiento y formación, es un activo único, valioso y singular capaz de contribuir a proporcionar herramientas innovadoras que permitan, a instituciones públicas y agentes sociales, desarrollar sus acciones de forma óptima para la erradicación del problema.

Porque una universidad que incorpora el principio de igualdad entre mujeres y hombres, como un eje articulador de sus políticas, crea las condiciones sistémicas para prevenir situaciones de desigualdad, influye positivamente en el entorno social inmediato y se convierte en un modelo de convivencia social libre de opresión y violencia contra las mujeres.

Estas condiciones estructurales que consiguen las políticas universitarias de igualdad permiten impulsar el avance hacia el equilibrio de sexos en el liderazgo científico y académico, hacia la conciliación laboral y familiar, hacia las oportunidades de promoción profesional igualitaria para mujeres y hombres, la mayor igualdad salarial y el acceso a los recursos, y contribuyen a generar contextos igualitarios capaces de prevenir la violencia de género en todas sus facetas. Estos principios han guiado en los últimos 10 años las transformadoras políticas de igualdad de la Universidad de Alicante y la han posicionado, no solo como un referente social nacional e internacional, sino también como un activo eficaz en la lucha contra la desigualdad y la violencia de género.

Por tanto, estoy convencido de que la universidad es un motor esencial en la generación y transferencia de conocimiento útil para mejorar el impacto de las políticas públicas dirigidas a luchar contra la violencia de género. La innovación en este ámbito supone generar evidencias científicas a partir de modelos de buenas prácticas, identificar inconsistencias del sistema y proporcionar recomendaciones que, basadas en el conocimiento, orienten la toma de decisiones que aceleren las políticas frente a este grave problema que afecta a las mujeres en todo el mundo y cuya eliminación no puede esperar. 

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