La capacidad de reconversión de ciertos sectores productivos ha posibilitado en un tiempo récord hacer frente al desabastecimiento inicial de artículos higiénico-sanitarios motivado por la veloz propagación de la pandemia de covid. Nueve meses atrás, cuando el desconocido patógeno se multiplicaba sin control, productos como mascarillas, geles hidroalcohólicos o equipos de protección se convertían casi en artículos de lujo por la carestía de stock a nivel internacional y por la necesidad de destinar todos los recursos a los centros sanitarios, sumidos en un colapso sin precedentes. La dependencia de las economías occidentales de China, considerada la fábrica del mundo, dejó a la mayoría de potencias europeas con un reducido margen de maniobra y diversas empresas, también de la provincia, focalizaron sus esfuerzos en I+D+i en aprovisionar al mercado, proteger a la población y desarrollar nichos de negocio hasta entonces inexplorados. Tres de los proyectos impulsados desde el territorio alicantino han sido reconocidos y subvencionados por el Ministerio de Industria, que premia así la capacidad de reinvención de las empresas y su contribución a satisfacer necesidades vitales en un contexto de emergencia sanitaria y económica.

En total son casi 11 millones de euros los que el Ministerio que dirige Reyes Maroto ha destinado para financiar medio centenar de proyectos a entidades que han realizado inversiones para fabricar artículos y dispositivos considerados esenciales adaptando sus sistemas para la producción a gran escala, una estrategia impulsada a través de una fórmula de colaboración público-privada que ha permitido que estemos más preparados para afrontar la segunda ola de la pandemia, al menos en cuanto a la disponibilidad de materiales de protección. A ese respecto, la provincia ha recibido una inyección económica de más de 490.000 euros que ha sido repartida entre los proyectos presentados por tres firmas que han reorientado su producción industrial para cubrir las necesidades generadas por el covid. Sus protagonistas cuentan hoy cómo se gestaron esos proyectos.

La firma Zahonero, con sede en Elda, ha sido subvencionada con 217.448 euros por impulsar un proyecto encaminado a la producción industrial de mascarillas, un artículo ajeno a la estrategia de la empresa hasta la llegada de un coronavirus que lo ha cambiado todo. Hablamos de una mercantil internacional que diseña, desarrolla y provee a sus clientes materiales elaborados a partir de espumas técnicas basadas en polímeros que tienen diferentes adaptaciones aplicadas al calzado, protecciones deportivas, artículos de cuidados del pie y también para el sector de materiales acústicos en la construcción. Su plantilla está formada por 80 empleados que operan en la sede central de Elda y 550 más en el resto del mundo. Su director de desarrollo y negocio, Daniel Zahonero, explica que la mercantil cuenta con múltiples sedes a nivel internacional y, precisamente desde la ubicada en China, ya se percataron del problema que podía suponer la falta de materiales de protección frente al covid. Y no se equivocaron. «Como vimos que teníamos materias primas que eran adecuadas para la fabricación de mascarillas, decidimos montar prototipos para comprobar si eran viables. Adaptamos nuestra línea de producción para ver si podíamos cumplir con los requisitos para fabricar los tres modelos: en principio la higiénica, luego la FPP2 y finalmente la quirúrgica», indica Zahonero. «Lo que hicimos fue montar un equipo de I+D+i para impulsar el proyecto de desarrollar varios prototipos de mascarilla basados en materiales que teníamos disponibles, como el polipropileno Meltblown que se utiliza mucho para fabricar material médico. También hicimos un desarrollo basado en materiales alternativos al Meltblown que teníamos disponibles y se diseñó un prototipo básico con maquinaria que ya teníamos en la empresa. Al utilizar materiales alternativos, el diseño de la mascarilla tuvo que ser especial, ad hoc. Desarrollamos moldes y una máquina para poder hacer los prototipos, que fueron un total de diez y que mandamos a certificar. Teníamos la seguridad de que alguno de ellos cumpliría los requisitos», indica a este diario.

Elche. Gafas de protección de policarbonato para no depender del mercado asiático Antonio Amorós

Aunque disponer de sedes en otros países les podía facilitar la posibilidad de producir en el extranjero, decidieron hacerlo todo en Elda, «con la idea de centrar aquí la producción y dar servicio al mercado español. Podríamos haber gestionado compras en China, pero queríamos dar trabajo a la gente de aquí. Además, en los momentos más críticos de marzo y abril, comprar en China era muy complicado. Había una gran demanda mundial y se hacían como subastas de compras para el material en el mismo país, por lo que pensamos en que todo eso se podía producir aquí», prosigue. Y fue así como, «sin pensar en que podríamos recibir ayuda del Ministerio, fabricamos los prototipos y los presentamos como parte inicial del proyecto», relata.

Para impulsar la nueva línea de producción, y por la naturaleza del diseño de las mascarillas, las máquinas necesarias se han desarrollado en colaboración con proveedores nacionales especializados en el desarrollo de maquinaria ad hoc. Hoy sus prototipos están terminados y en estos momentos están concluyendo el proceso de certificación de la FPP2, aunque también están preparados para producir mascarillas higiénicas.

La empresa Hijos de Francisco Camina, con sede en Elche y perteneciente al Grupo GP, ha recibido una subvención de 157.181 euros por su proyecto basado en una línea de fabricación de gafas de protección. Se trata de una firma especializada en el desarrollo, producción e instalación de soluciones de comunicación visual, con el objetivo de aportar valor y negocio a las marcas. En su caso, sí contaban ya con una máquina inyectora servo-hidráulica, pero han impulsado la adquisición de otra más para multiplicar la producción y cubrir una mayor cuota de mercado debido al incremento de la demanda por la pandemia. «Se trata de un producto que básicamente se fabricaba en Asia. Nuestros clientes empezaron a pedírnoslo al inicio de la pandemia porque el flujo comercial con territorio asiático estaba interrumpido», explica Isabel Olivares, senior sales executive de Grupo GP. Tras diseñar el producto y fabricar los moldes necesarios, comenzó la producción de gafas fabricadas en policarbonato, un artículo que, tradicionalmente, se utilizaba para sectores como el bricolaje o el odontológico, entre otros, y cuyo uso se ha extendido ahora a muchos más sectores, como el comercio o los supermercados.

Alcoy. Multiplica por ocho la capacidad de producción de solución hidroalcohólica Información

Además de la fabricación de gafas de protección, Grupo GP ha decidido reinventarse desarrollando una nueva línea de negocio que incluye un extenso portafolio de soluciones relacionadas con las necesidades que han surgido con la pandemia y con las que pretende dar respuesta a las necesidades de señalización, protección y balizamiento de aquellos espacios altamente transitados, comercializados a través de su tienda online. «Gracias a nuestra rápida adaptación y al éxito de estas nuevas líneas de actuación, hemos conseguido superar estos meses tan complicados sin hacer ningún ERTE, ya que fuimos declarados como esenciales», explica el CEO de la empresa, Alberto Camina. «Cuando Asia se paró, se paró el mundo. Por eso creemos que es insostenible y peligrosísimo para el mundo fabricar en un solo punto. Hay que industrializar todo lo que podamos nuestras empresas», añade.

La firma Laboratorio Español de Investigación Cosmetológica, con sede en Alcoy, también ha sido subvencionada por el Ministerio de Industria, en su caso con 115.590 euros para la fabricación de soluciones hidroalcohólicas. Su director general, Mauricio Sanchis, explica que la empresa está dedicada a la investigación y fabricación de producto cosmético tanto con su propia marca, Larimide, como a terceros, ya sean otros laboratorios, salones de belleza, médicos estéticos, grandes superficies o tiendas online, «que son las que en estos tiempos tan difíciles han impulsado enormemente la venta de nuestros productos». La subvención se ha concedido en base a un proyecto revolucionario de gel hidroalcohólico a partir de una combinación de agua con alcohol parcialmente desnaturalizado de 70 grados y activos como ácido hialurónico, romero y matricaria recutita para lograr una acción cuádruple de limpieza profunda, efecto hidratante, antioxidante y regenerante.

«La subvención se destina a inversión en maquinaria para ampliar nuestra capacidad de fabricación y envasado de Beltranex. Somos una empresa pequeña y que nuestro laboratorio haya sido de los pocos aprobados por el Ministerio junto a fabricantes con cientos de trabajadores como Puig, Sesderma, Cantabria o RNB nos llena de orgullo», subraya Sanchis.