Pablo Díaz García es el director de la recientemente creada Çátedra del Textil del Campus de Alcoy de la Universidad Politécnica de València (UPV), que en este primer curso va a prestar una especial atención a la lucha contra el coronavirus. Se trata, en cualquier caso, de un paso más en la dilatada carrera de este profesor que ha hecho de la formación al servicio de las empresas su principal vocación. Una prueba de ello es que también está al frente de la Cátedra del Instituto Tecnológico del Textil (Aitex) y que forma parte del Departamento de Ingeniería Textil y Papelera de la propia UPV. Su principal objetivo, al igual que el de la industria, es que el textil vuelva a ser un sector atractivo para los estudiantes sobre todo por la innovación y las nuevas tecnologías.

Alcoyano de 55 años de edad, siempre ha estado vinculado al sector textil. De hecho, estudió Ingeniería Técnica Textil y Organización Industrial en la por aquel entonces conocida como Escuela Industrial de su propia ciudad natal, el embrión de lo que posteriormente sería el actual campus universitario. Fue antes de pasar a trabajar para empresas de la Vall d’Albaida, comarca que, junto a las de l’Alcoià y El Comtat, conforma el clúster textil más importante del conjunto de la Comunidad Valenciana. Tras esta experiencia laboral, que le sirvió para tener un contacto directo con la realidad sectorial, regresó al ya constituido Campus de Alcoy de la UPV, integrándose como profesor en el Departamento de Ingeniería Textil y Papelera, donde permanece en la actualidad.

En este contexto, el pasado mes de octubre se anunciaba la creación de la cátedra, fruto de un convenio firmado por el rector de la Universidad, Francisco Mora, y el conseller de Economía Sostenible, Rafa Climent, en calidad de presidente del Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace). Según explica Pablo Díaz, el objetivo de la iniciativa es «contribuir a la formación del alumnado del Grado en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Productos, así como del Máster en Ingeniería Textil, y prepararlo, además, para la investigación».

La cátedra responderá a las necesidades que plantee en cada momento el sector, aunque, de entrada, se va a centrar en la lucha contra el covid-19, teniendo en cuenta que numerosas empresas se han reconvertido para producir mascarillas y otras prendas sanitarias. «Tal y como se ha demostrado -subraya- el textil tiene mucho que aportar a la lucha contra el coronavirus, y con esta cátedra lo que vamos a hacer es formar a nuestros alumnos para que vean el sector como una línea de ayuda a la problemática actual».

Díaz destaca que la cátedra fomentará el emprendimiento innovador a través de diferentes actividades de investigación, al tiempo que ayudará a la modernización de las pymes, prestando especial atención al desarrollo de prendas de protección individual o elementos higienico-sanitarios para la lucha contra la pandemia. Para ello, se están adquiriendo equipos especializados, como es el caso de una máquina de electro-hilatura, muy adecuada para la materia que se está impartiendo.

Esta cátedra, al igual que la que dirige en Aitex, tiene como objetivo último incentivar a los jóvenes para que cursen estudios relacionados con el textil. De esta forma también se busca combatir el déficit de mano de obra especializada que sufren en estos momentos las empresas del sector. «Los estudiantes -indica- tienen que eliminar la imagen de telares antiguos y sueldos bajos. El sector textil ha cambiado muchísimo y en la actualidad tiene un elevado componente tecnológico y de innovación. Además, cuenta con muchos campos de aplicación, más allá de la confección de ropa y tejidos para el hogar. La sanidad, la construcción, la automoción o el deporte son solo algunas de las múltiples posibilidades que se ofrecen. Además, las empresas tienen una gran capacidad de adaptación, como ha quedado demostrado ahora con motivo del covid».

El grado al que está enfocado la cátedra cuenta con quince alumnos no sólo de la comarca, sino de diversas zonas de España, a lo que ayuda el hecho de que las clases teóricas se pueden seguir vía online, mientras que las prácticas sí son presenciales. Las mujeres, asimismo, cada vez muestran más interés por un sector tradicionalmente masculino. Se realizan prácticas en empresas y el nivel de empleabilidad es, por otro lado, altísimo. «Queremos cambiar la visión equivocada que se tiene del sector, y creo que vamos por el buen camino», asevera el profesor.

Díaz está casado y tiene tres hijos, dos chicas y un chico que, de momento, no parece que sigan la misma senda que su padre. «La mayor -indica- ha estudiado ADE y Turismo y ya está trabajando, mientras que la otra cursa Farmacia. El chico todavía está en la ESO». Él, mientras tanto, tiene claro que seguirá ligado a la docencia y al textil, «un sector que no se rinde ante las crisis y que ofrece muchas oportunidades», puntualiza.