El premio al mejor juguete del año en el concurso internacional convocado por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) ha sido para la empresa Miniland, de Onil, gracias a unos muñecos de diferentes etnias con síndrome de Down. Forman parte de la colección Miniland Dolls, que persigue valores como la diversidad, la integración, el respeto y la tolerancia.

Miniland también ha quedado finalista en el concurso de la AEFJ con su línea Emotions Buddy, que ayuda a los más pequeños a reconocer y gestionar las emociones. Destaca un peluche que tranquiliza a los bebés cuando despiertan con la voz grabada de los padres.

La empresa Kadibudoo, que tiene su embrión en una imprenta, presenta este año la Kadicity, una ciudad fabricada íntegramente con cartón reciclable. Es la evolución de Kadi Blooks, un juego de bloques también de cartón para que los niños desarrollen su imaginación.

Berjuan es la empresa que ha sacado al mercado el primer muñeco repelente de mosquitos, protegiendo a niños y adultos de las picaduras. La acción de frotar el muñeco propicia que se liberen unas microcápsulas que desprenden una esencia de ingredientes naturales.

La empresa Injusa ha hecho una apuesta por la diversificación, con el objetivo de combatir la estacionalidad del muñeco Con la experiencia y maquinaria de la fabricación de los triciclos y vehículos eléctricos, produce casitas y toboganes para perros.

Miniland también ha diversificado, y aparte de su amplia gama de juguetes educativos, dispone de una división de puericultura que comprende vajillas, termos, termómetros, lámparas e incluso una aplicación que permite grabar y compartir los latidos del feto.

Emociones. Peluches que hablan con la voz de mamá y papá JUANI RUZ

Si alguna virtud ha tenido a lo largo de su historia el juguete es la de haberse sabido adaptar a los cambios que se producen en la sociedad para reflejarlos en sus artículos. Es la máxima de que los niños quieren jugar con lo que están acostumbrados a ver y vivir de forma cotidiana. De ahí que el 60% de los catálogos de las empresas se renueven cada año para diferenciarse y adaptarse a los gustos tanto de los más pequeños como de sus padres. En el año que será recordado como el de la pandemia, el sector ha apostado claramente por los valores, con juguetes que promueven la integración, la igualdad o el respeto al medio ambiente, conceptos que ahora mismo están en boca de todos. Y todo ello justo en la campaña más complicada que se recuerda, hasta el punto de que en solo un mes las empresas se juegan la mitad de su facturación, en un panorama marcado por la incertidumbre que provoca la evolución del coronavirus y las cambiantes medidas restrictivas.

El sector juguetero, respaldado por los informes de los expertos, viene reivindicando desde hace años la importancia del juego y el juguete para el desarrollo de los niños. De ahí que las empresas estén apostando cada vez más por elaborar artículos con un alto componente educativo, que, además, vayan en consonancia con la evolución de los tiempos. En este contexto, el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor, destaca que la filosofía pasa «por renovarse o morir. Las empresas tienen que adaptarse a las preferencias cambiantes de los niños y, por eso, cada año renuevan una gran parte de sus artículos. La mitad de esa renovación corresponde a juguetes totalmente nuevos, y la otra mitad a evoluciones de productos que ya se encontraban en el mercado».

Dentro de este proceso, las tendencias jugueteras para este ejercicio en cuanto a nuevas propuestas están centradas más que nunca en los valores. «Cuestiones como la sostenibilidad, el reciclaje, el respeto por el medio ambiente o la concienciación contra el cambio climático conviven con otras como la integración, la diversidad o la igualdad», subraya Pastor.

Los fabricantes de la provincia de Alicante, que suponen el 40% del sector nacional, no son ajenos a este fenómeno, siendo uno de los ejemplos más destacados el que representa la empresa Miniland, ubicada en Onil. Se trata de una firma líder en el sector del juguete educativo, con una trayectoria de más de 50 años, que acaba de recibir el reconocimiento de 2020 en la categoría de mejor juguete valorado por el jurado, en los premios internacionales de la AEFJ. La distinción ha sido para unos muñecos, dos caucásicos y dos africanos, con su versión en niño y en niña, con síndrome de Down.

Sostenibilidad. Ciudades construidas con cartón JUANI RUZ

Según destaca Mar Ivars, directora de innovación de la empresa, «este reconocimiento refleja el compromiso de Miniland con la educación y refuerza los valores de integración, respeto y tolerancia que dan sentido a toda la colección de muñecos Miniland Dolls, que nace para apoyar la diversidad con muñecos de diferentes etnias y a la que se han sumado ahora los de síndrome de Down, logrando así dar visibilidad a los colectivos que más lo necesitan».

La diversidad racial, además de la funcional, también está presente en otras líneas de producto de la firma, como es el caso de unos muñecos de trapo con rasgos asiáticos, africanos, europeos y latinoamericanos que portan gafas o audífonos, o bloques y elementos de montaje con los que se trabajan las emociones, entre otros aspectos. «En nuestros productos -destaca Ivars- siempre pensamos en diversidades físicas, motoras, auditivas, visuales e intelectuales, bajo un concepto educativo y de integración. De hecho, se utilizan en colegios, centros psicopedagógicos y hospitales. Asimismo, huimos de los estereotipos que identifican a las niñas con el rosa y a los niños con el azul». Todo ello, además, bajo un concepto de sostenibilidad, según se encarga de enfatizar Marina Frías, técnica de marketing de la empresa. «En la fabricación utilizamos materiales como la fibra de arroz, madera procedente de bosques sostenibles, plásticos elaborados con caña de azúcar o cauchos naturales».

La empresa también ha resultado finalista en los premios de la AEFJ en las categorías de primera infancia preescolar y mejor juguete para experimentar el mundo, con Emotions Buddy, que ayuda a los más pequeños a reconocer y gestionar sus emociones. Destaca en esta línea un peluche que emite las voces previamente grabadas de la madre o el padre cuando detecta que el bebé se ha despertado, para, de esta forma, tranquilizarle e inducirle al sueño.

Miniland facturó el año pasado cerca de 16 millones de euros y para este año podría haber una ligera caída debido a la crisis generada por el covid y la consiguiente ralentización del consumo.

Las raíces en una imprenta

Otra firma que ha sido galardonada por la AEFJ, en este caso en las categorías de mejor juguete para un mundo sostenible y juguetes de imitación, es Kadibudoo, con sede en Ibi. Su propuesta es Kadicity, una ciudad de cartón con la que se promulgan los valores de respeto al medio ambiente, al tiempo que se incentiva la imaginación de los niños a través del montaje de las casas y las actividades que, en breve, estarán disponibles a través de una aplicación. Kadibudoo no es otra cosa que el resultado de la diversificación de una imprenta. Su responsable, Rafael Miró, destaca que fue el año pasado cuando decidieron adentrarse en el mundo del juguete. «Nos dimos cuenta de que el de la impresión es uno de los sectores más castigados en estos momentos y decidimos diversificar, aprovechando para ello la maquinaria de la que ya disponíamos», subraya.

Picaduras. Un muñeco que repele los mosquitos JUANI RUZ

El primer producto, lanzado el año pasado al mercado, fue Kadi Blooks, un juego de bloques de cartón con los que los niños pueden montar casas, castillos, aviones, animales y todo aquello a lo que alcance su imaginación. «Este año hemos decidido dar un paso más, creando una ciudad con sus casas, viales y personajes», enfatiza Miró, quien añade que «todo está elaborado con material 100% reciclable, en una apuesta por la sostenibilidad. El producto, además, viene acompañado por un sobre con semillas de pradera mediterránea».

De regreso a Onil, otra empresa con propuestas atractivas es Berjuan, que recientemente presentaba el primer muñeco repelente de mosquitos, un producto que, además de ser educativo, protege a niños y adultos de las picaduras. Tras varios estudios tecnológicos, la firma creó tres líneas de producto, uno para primera infancia, otro infantil y el tercero genérico. El efecto repelente se activa al frotar el muñeco, lo que propicia que se liberen unas microcápsulas que desprenden una esencia elaborada con ingredientes naturales.

El responsable de la firma, César Bernabeu, destaca el éxito que ha tenido este producto, hasta el punto que «nos ha abierto canales distintos al juguetero, como el farmacéutico o el de la alimentación, para los que estamos preparando muñecos adaptados a sus exigencias. También estamos en conversaciones con varias empresas textiles y de calzado, para aplicar la misma tecnología en este tipo de prendas».

Con todo, y teniendo en cuenta que este muñeco está más pensado para las épocas veraniegas, que es cuando se registra una mayor incidencia de los mosquitos, Berjuan está centrando sus esfuerzos de cara a la campaña de Reyes con el Baby Susú, un muñeco totalmente articulado y sin baterías con una gran cantidad de complementos reales. Gracias a estos productos, Bernabeu confía en acabar el año con la misma facturación del ejercicio anterior, «y todo ello pese a los problemas que ha generado la pandemia de coronavirus».

El sector juguetero, por otro lado, está apostando cada vez más por la diversificación, con el objetivo de vender a lo largo de todo el año, y no sólo en la recta final, con la llegada de la campaña de Reyes Magos. El muñeco repelente de mosquitos puede encuadrarse en esta filosofía, aunque hay otras empresas en las que este planteamiento es más drástico, al estar fabricando productos que no tienen nada que ver con los que estaban acostumbrados a elaborar.

Un ejemplo de ello es la empresa Injusa, de Ibi, dedicada tradicionalmente a la fabricación de triciclos y vehículos eléctricos. El consejero delegado de la compañía, Luis Berbegal, señala que «años atrás apostamos por fabricar escaleras y carretillas de obra, en una iniciativa que ya pasó a mejor vida. También nos introducimos en el mercado de los artículos de jardín, con casitas, toboganes y columpios, que mantenemos en la actualidad, y de cara al próximo año vamos a lanzar una nueva línea de productos dirigidos a las mascotas, como transportines y también casitas y toboganes. De lo que se trata es de aprovechar la experiencia y la maquinaria que utilizamos en la fabricación de juguetes para elaborar otros productos que podamos vender a lo largo de todo el año».

Diversificación. Casas y toboganes para perros JUANI RUZ

En la misma línea se mueve Miniland, que aparte de su amplia gama de juguetes educativos, dispone de una división de puericultura en la que aparecen productos como vajillas, termos, termómetros, lámparas e incluso una aplicación que permite grabar los latidos del feto.

En medio de este alarde de imaginación por parte de las empresas, las preferencias entre los consumidores siguen manteniendo en el primer puesto del ranking de ventas a las muñecas y las figuras de acción, artículos éstos de una amplia implantación entre las empresas de la provincia de Alicante. Le siguen a continuación los juguetes para preescolares de menos de tres años, los juegos de mesa y los puzzles -que se han vendido mucho en el confinamiento-, y los juegos de exterior y los relacionados con las prácticas deportivas, preferidos cuando se ha podido salir de casa.

Complicaciones

Con todo, será en esta recta final del año cuando terminen de consolidarse o no estas posiciones, en la que está siendo la campaña juguetera más complicada que se recuerda debido a la crisis del coronavirus. Las empresas se juegan en el último mes del año la mitad de su facturación, lo que para el sector nacional supone 800 millones de euros, alrededor de 350 si se contabiliza sólo la provincia de Alicante. Según los últimos datos disponibles, hasta el mes de octubre las ventas en el mercado nacional habían caído un 9%, algo que, según el presidente de la patronal, José Antonio Pastor, hay que atribuir a «la factura del confinamiento. La caída de las compras en los meses de marzo, abril y mayo, con el cierre de tiendas, no se ha podido recuperar». Algo mejor han ido las exportaciones, puesto que el descenso no ha sido tan acusado. El acumulado hasta el mes de septiembre es de un 1% menos que el año pasado. El sector, además, tampoco se está viendo beneficiado por el Black Friday. «Hace algunos años sí que tuvo algo de impacto, pero ahora está siendo irrelevante», sentencia.

Con la actual incertidumbre, realizar previsiones sobre la campaña es, según resalta Pastor, «muy complicado. Para alcanzar las cifras del ejercicio anterior tendría que producirse una comercialización en condiciones de normalidad, pero no es el caso. Además, se debería compensar el mal inicio del año en esta última recta final. Nos gustaría equivocarnos, pero parece que alguna caída en las ventas se va a producir».

Con el objetivo de paliar al máximo la reducción de las ventas, los jugueteros piden que se anticipe la carta a los Reyes Magos. «En la actual situación de pandemia, no se van a poder registrar aglomeraciones en las tiendas, por lo que lo ideal es que las compras se realicen con tiempo. No sólo por los efectos que puede tener sobre el sector, sino para que los niños no se queden sin sus juguetes», concluye Pastor.

Envío de pedidos en las instalaciones de la empresa Injusa en Ibi. Juani Ruz

Camino del reconocimiento como sector esencial

La reclamación de los jugueteros para ser reconocido como sector esencial, de manera que las posibles restricciones comerciales por el coronavirus no afecten a este producto, está empezando a obtener el respaldo de las administraciones. Así lo admite el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), quien destaca que «en Andalucía, donde las tiendas tienen que cerrar a las seis de la tarde, se permite a las jugueterías abrir hasta las ocho. Desde luego, se trata de un paso evidente en esta dirección». Pastor destaca que tanto el Gobierno central como las autonomías se han mostrado receptivas ante la solicitud. «Se trata de una medida que es aplicable sólo cuando hay restricciones comerciales y, como digo, en Andalucía ya se ha hecho la excepción con el juguete», subraya. El presidente de los fabricantes subraya que «el juguete, sobre todo cuando llega la Navidad, es un producto de primera necesidad, y más cuando los niños pasan más tiempo en casa debido a la crisis del coronavirus. No se trata de una reivindicación sólo desde el punto de vista económico, sino que partimos de que el juego es un derecho universal de los niños y hay que facilitarlo».