Pintan bastos para la campaña de hortalizas de invierno en la provincia de Alicante. Las suaves temperaturas registradas hasta la fecha han propiciado que el cultivo siga siendo viable a estas alturas del año en las regiones del norte de España y gran parte de Europa, lo que está llevando a una saturación de producto en los mercados. La consecuencia ha sido un fuerte desplome de los precios, hasta el punto de no poderse cubrir los costes de producción y recolección. El sector, además, se está enfrentando a otros problemas de calado, como es la competencia de los productores de Marruecos, con mano de obra mucho más barata, y a las inversiones que los agricultores han tenido que asumir en la Vega Baja para reparar las infraestructuras dañadas como consecuencia de la DANA.

Las hortalizas de invierno son un cultivo de extraordinaria importancia en la provincia de Alicante, fundamentalmente para el Camp d’Elx y la Vega Baja, que acaparan la práctica totalidad de la producción. La cosecha media entre ambas comarcas se sitúa cerca de los 40 millones de kilos, de los que más de la mitad corresponden a la alcachofa y el resto a productos como la coliflor, el brócoli, el romanesco, las habas o la patata. De hecho, en el caso de la alcachofa, las elevadas temperaturas que se vienen registrando han propiciado que disminuya la producción, mientras que la superficie cultivada también se encuentra un 15% por debajo de lo que era habitual hasta antes de la catástrofe producida por la DANA. Los precios que cobran los agricultores en el inicio de la campaña, con todo, se han disparado hasta los 2,50 euros el kilo, una cotización que, en cualquier caso, irá disminuyendo a medida que vaya incrementándose el stock.

La coliflor también está afectada por los bajos precios que imperan ahora mismo en los mercados. ANTONIO AMORÓS

La situación, sin embargo, es más delicada para el resto de productos. La cosecha, eso es cierto, no va a experimentar mermas apreciables, más allá de algunos campos que siguen sin estar operativos tras el temporal de 2019. El problema radica en los precios, que se encuentran en estos momentos materialmente por los suelos. Así lo señala Pedro Valero, de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Elche, quien destaca que «el calor no afecta tanto a estas hortalizas, por lo que la producción y la calidad de las mismas será buena. A lo que sí afecta es al mercado, que en estos momentos se encuentra totalmente saturado debido a que el cultivo, a causa de estas temperaturas tan suaves, todavía sigue siendo viable en otras regiones de España y gran parte de Europa, cuando a estas alturas debería haber quedado limitado a los campos situados en nuestras latitudes».

La consecuencia es que los precios se han derrumbado debido al exceso de oferta. Una circunstancia a la que se le une el bajo consumo que se está registrando en la actualidad de este tipo de hortalizas. Según Valero, «se trata de un producto que la gente está acostumbrada a consumir cuando llega el frío, y, de momento, no ha llegado. Es algo similar, pero a la inversa, a lo que sucede en verano con las sandías, que no se comen si no hace calor».

En parecidos términos se expresa Raúl Marín, perteneciente a la cooperativa Grupo de la Vega, de Almoradí, quien subraya que «estamos asistiendo a un auténtico desastre en este inicio de campaña. Por poner un ejemplo, un kilo de brócoli cuesta de producir 40 céntimos y, en estos momentos, están pagando justo la mitad. Y todo ello sin citar que el año pasado, justo por estas mismas fechas, se estaban abonando 80 céntimos. Algo similar pasa con el resto de productos, como es el caso de la coliflor. Así no vamos a ninguna parte».

Almacenamiento y subasta de coliflores en la cooperativa La Redonda de Orihuela. TONY SEVILLA

A esta circunstancia, destaca el propio Marín, se le une la competencia de Marruecos, que considera en cierto modo desleal. «A nosotros -enfatiza- la Unión Europea nos exige unas condiciones sanitarias y de trazabilidad que a ellos no se les reclaman. Además, la mano de obra es allí mucho más barata, por lo que no tenemos forma de competir». Hay que reseñar, en este sentido, que alrededor del 50% de las hortalizas de invierno de la provincia de Alicante se destinan a exportación, «porque el mercado nacional está imposible. Los precios son más bajos que en el resto de los países», lamenta.

La cooperativa a la que pertenece Raúl Marín está integrada por una decena de jóvenes agricultores. «Nos juntamos pensando en el dicho de que la unión hace la fuerza, pero todo resulta muy complicado en estas condiciones y sin que nos lleguen ayudas de la Administración».

Otro productor, en este caso Luis Gómez, de Orihuela, comparte con sus compañeros que, «si no llega el frío, vamos hacia la ruina total, porque no estamos pudiendo cubrir ni los costes con la cantidad de producto que hay en estos momentos en el mercado. Los precios bajan, pero, por otro lado, la mano de obra no es más barata, por lo que lo tenemos complicado».

A este problema se le suman las restricciones que se están aplicando en los mercadillos por la crisis sanitaria del covid. «Nosotros vendemos muchas verduras en los mercados de la zona y, con las limitaciones que se están imponiendo en cuanto a puestos de venta y presencia de compradores, estamos perdiendo gran parte del negocio. La campaña de la patata fue auténticamente ruinosa en la época de primavera y verano por este motivo».

Por si esto fuera poco, numerosos agricultores de la comarca de la Vega Baja han tenido que acometer reparaciones a causa de la DANA de septiembre de 2019. «Teníamos -indica Gómez- los canales y las acequias destrozadas y llenas de cieno, y eso lo hemos tenido que asumir con nuestros propios medios. A los políticos se les llena la boca haciendo promesas, pero, a la hora de la verdad, no hemos recibido ayudas para poder hacer frente a estos gastos añadidos. La verdad es que lo estamos pasando mal, porque el resumen es que primero sufrimos la DANA, después llegó el covid y ahora nos encontramos con estos precios irrisorios en el inicio de la campaña».

El Camp d’Elx es, junto a la Vega Baja, la principal zona productora de hortalizas de invierno de la provincia. ANTONIO AMORÓS

Agricultura ecológica

La agricultura ecológica también está tratando de abrirse paso en el sector de las hortalizas de invierno, con la ventaja de que gran parte de los problemas citados no le llegan a afectar. José Luis Miralles, de La Unió de Llauradors i Ramaders, es uno de estos productores que tiene sus cultivos en Elche. Según sus palabras, «nuestro campo comercial todavía es pequeño, porque básicamente distribuimos en comercios de proximidad, dietéticas, asociaciones de consumidores y el mercado ecológico del municipio. Los precios los marcamos los productores, de manera que la actividad sea viable sin abusar del consumidor. Por tanto, no nos afectan las oscilaciones que influyen en el mercado en general».

Para los agricultores ecológicos las dificultades son otras. «No podemos plantar más, porque, pese a que somos el país que más agricultura ecológica produce, también somos los que menos consumimos», lamenta. Una posible solución podría pasar por introducir estos productos en los comedores escolares, como se ha planteado en más de una ocasión por parte de la Administración autonómica. «Estamos convencidos -comenta Miralles- que esta iniciativa incentivaría el consumo, más allá de algunas campañas que se han llevado a cabo por parte de la Conselleria de Agricultura». El representante de La Unió asevera que la zona del Camp d’Elx «tiene unas condiciones idóneas para el desarrollo de la agricultura ecológica, con campos abandonados que se podrían aprovechar para ello y agua de calidad procedente del trasvase. Es un sector que, sin duda, tiene mucho futuro por delante».