La Nucía y el Alcoyano sumaron ayer un punto al ser incapaces de marcar ningún gol en un derbi alicantino que apenas tuvo ocasiones y en el que los locales aguantaron con un hombre menos los últimos veinte minutos, por expulsión de Hermosa. Agüero, en los locales, y Ángel, en los visitantes, tuvieron las ocasiones más claras para deshacer una igualada que se puede catalogar como resultado justo.

La primera parte fue digna de enviar directamente a la papelera de reciclaje, ya que pocas acciones positivas se puedan destacar de ella. Los dos equipos parecieron tener claro su plan, pero carecieron de profundidad y de la calidad necesaria. En el plano horizontal, el juego era relativamente fluido. Sin embargo, en el vertical no hubo manera de enlazar más de dos pases seguidos.

Por si fuera poco, cerca de la media hora de choque se lesionó Juli, uno de los bastiones del Alcoyano. El menudo atacante sintió molestias musculares y tuvo que dejar el césped del Camilo Cano tras haber sido el único visitante capaz de agitar el avispero, aunque fuera con cautela.

Más allá de la lesión de Juli, no se contabilizaron ocasiones claras en el primer acto. Ni Óscar Fornés ni José Juan tuvieron que ajustarse los guantes. Los locales crearon algo de peligro con un remate lejano de Morgado que se marchó ligeramente desviado al inicio del choque y con un pase en profundidad de Óscar Prats a Titi que cortó de raíz el veterano meta del Alcoyano.

Por su parte, los visitantes pusieron su fe en el balón parado, con una serie de faltas botadas por Carbonell, un remate de Raíllo desde la frontal que se envenenó tras tocar en Kevin, dibujando una peligrosa parábola que tocó la red por arriba, y un contragolpe cerca del entretiempo que prometía mucho, pero acabó en dos centros de Carbonell bien interceptados por la zaga nuciera.

Miñano, liberado, se perfila para intentar un disparo. CF LA NUCÍA

Al volver de vestuarios la tónica varió con un triple cambio de César Ferrando. La Nucía tocaba y tocaba, dueño del balón, ante un Alcoyano que esperaba atrás, con las líneas muy juntas. La mejor de las variaciones tácticas afectó a un hombre que ya estaba en el terreno de juego. Miñano adelantó su posición a la mediapunta y, desde ahí, generó la primera ocasión clara del choque, al asistir a Agüero dentro del área. El atacante, de manera incomprensible, mandó a las nubes un gol cantado.

Con los bostezos de vuelta, el despertador sonó en el minuto 70, en una de esas acciones que desesperan a un entrenador. Un córner a favor de La Nucía mutó en contragolpe del Alcoyano, conducido por Raíllo con Mourad como acompañante. Hermosa lo cortó de raíz con una entrada dura por detrás que el colegiado sancionó con roja directa. Esto obligó a los locales a cambiar su plan, dando entrada a otro central en lugar de Damiá, que estaba ejerciendo de generador del (poco) juego de La Nucía junto a Miñano.

La inferioridad numérica empujó a los locales hacia su portería, pese a que al minuto de quedarse con diez Titi no llegó por poco a rematar de cabeza en el área pequeña. El balón cada vez pasaba más tiempo en las botas alcoyanas y, fruto de ello, Alberto Rubio recibió un esférico en el interior del área visitante, zona lateral. Tras esperar, quizás más de lo debido, sacó un buen pase de la muerte que no tocó nadie.

Roles cambiados

Con los papeles intercambiados, la historia del partido se repitió en la recta final, aunque entonces fue el Alcoyano el poseedor de la pelota sin encontrar la manera idónea de crear peligro, mientras La Nucía defendía con orden, pero sin demasiadas opciones de hacer daño al contragolpe.

Pese a lo poco que ofrecieron para ganar, el epílogo del derbi dejó una ocasión por equipo para llevarse los tres puntos. El Alcoyano la tuvo en el minuto 89, con una falta cerca del semicírculo del área muy bien lanzada con la zurda por Ángel, que sacaron entre Fornés y el larguero. Y los locales se lamentaron por una mala definición en el descuento de Forte, que no llegó a conectar bien su remate dentro del área, tras controlar un centro desde la banda derecha.