Los jugadores del Alcoyano celebran el gol de Ñíguez. | JUANI RUZ

Un año y medio después, el Alcoyano volvió a ganar en Segunda B, gracias a un tanto de penalti de Jony Ñíguez frente al Levante Atlético. Entre mayo de 2019 (2-3 al Peralada) y noviembre de 2020 han pasado tantas cosas que da la sensación de haber sido un periodo mayor: descenso a Tercera, récords históricos en la temporada en el «infierno», pandemia, ascenso con sufrimiento e inicio de campaña con aplazamientos por positivos en covid-19. Tanto tiempo después, El Collao volvió a sonreír, aunque su afición lo tuviera que hacer en casa.

El duelo comenzó con las dos escuadras peleando por cada metro para tratar de imponerse al rival. Tal fue la igualdad que en el inicio del choque Alcoyano y Levante Atlético sólo supieron inquietar a los porteros con un par de faltas cercanas al área. La de los locales, tras una buena acción individual de Raíllo, la mandó Jordán a la barrera. La de los visitantes la tiró Ferni demasiado alta.

Una vez hechas las presentaciones tocó soltarse la melena. El primero en avisar en serio fue el filial granota, con un disparo duro nuevamente de Ferni tras un excelente envío en largo desde el lateral contrario. El remate encontró la sólida respuesta del veterano José Juan. Poco después, una buena escaramuza de Soberón en el interior del área alcoyana no encontró rematador en su pase atrás y sí los pies salvadores de uno de los defensores locales.

Con la sensación de un Alcoyano sufridor, los de Vicente Parras se echaron a los brazos de Juli, Jona y Raíllo. No fue mal plan, pues entre los tres empezaron a crear serios quebraderos de cabeza a la imberbe defensa levantinista. El primero en avisar en una acción de estrategia fue Jony Ñíguez, que mandó a las nubes un balón muerto casi en el área pequeña. A la media hora del choque, Juli condujo por la derecha una contra que, tras una involuntaria dejada de Jona, Ángel estrelló en el palo cuando ya casi celebraba el tanto. Fue cuestión de segundos que la celebración, esta vez sí, fuera completa en el Alcoyano. Otra internada por la derecha de Juli acabó en penalti, por mano de Rafa. Una acción no exenta de debate, pues el balón primero golpeó en el cuerpo del defensa. Lo único claro es que le dio en la mano. A partir de ahí, es cuestión de cambios de criterio y reglamento que se producen cada temporada que se señalicen o no. Esta vez fue penalti y Jony lo transformó en el 1-0 con suspense, ya que su ejecución dio en el poste antes de tocar red. El gol hizo mella en la moral de los dos equipos. Para bien en el Alcoyano, que apretó en busca del segundo antes del descanso. Y para mal en el Levante Atlético, que necesitó del entretiempo para ordenar sus ideas. Al volver de vestuarios fue Juli, quién si no, el que tuvo la primera ocasión de la segunda parte. Poco a poco, el partido siguió el guion que interesaba a los hombres de Parras. El filial granota tenía el balón, pero no generaba peligro. El Alcoyano esperaba atrás sus opciones al contragolpe.

El carrusel de cambios permitió a los locales oxigenar el equipo y meter más dosis de cloroformo al juego. Los veteranos (Juli, Jona y Jony) dejaron paso a Mourad, Camacho y Diakité, que permitieron mantener la solidez defensiva que el filial valenciano era incapaz de superar. Ante los datos abusivos de posesión de balón del Levante Atlético, José Juan no tuvo que realizar ni una sola intervención en el segundo acto del partido. Con la cercanía del final, la tensión en el ambiente y la presión del filial fueron en aumento. Blesa rozó el empate en un remate al palo, en la única ocasión realmente clara. El nerviosismo tuvo su punto álgido en el último turno de cambios local, en el que se quedó sin entrar al terreno de juego Ramón por una falta de entendimiento entre el banquillo alcoyano y el equipo arbitral. Parras, ante la situación, pagó su frustración con un fuerte golpe a una butaca. Sus jugadores supieron controlar la situación en los instantes finales y, año y medio después, el Alcoyano volvió a celebrar un triunfo en Segunda B.